Mil y una veces me apetece dar con ese algo estimulante, original, innovador, sorprendente, excitante y, sobre todo, ilusionante. No se, un juego a lo grande, un proyecto apasionante, una idea genial, algo totalmente fuera de lo previsible, fuera de la rutina. Una buena historia que contar, una buena historia contada, un diálogo estimulante, tramas, personajes alucinantes, fotografías únicas, colores elegantes. Sensaciones, sensaciones innovadoras.
Me niego a ver la tele o jugar al Singles ni a la Play 2. No quiero tener la sensación de estar perdiendo el tiempo. Y por no querer perderlo, lo pierdo, porque no lo encuentro. Me dedico a navegar por internet, en busca de una web que plantee todo lo que busco, que aporte ideas, que derrumbe la lógica. Algo que aporte algo. ¿Un libro? Últimamente son todo caras decepciones. ¿Una peli? Para eso hace falta video clubs con criterio o un digital + que no esté de saldo. ¿Una web? Estoy cogiendo manía el desagradecido Google. ¿Quedar con los amigos? Demasiadas cervezas, mas coche, mas calor insufrible, más de lo mismo ¿Hablar con la novia? Alto grado de melancolía.
Buscar, seguir buscando. Sentir impotencia, rabia, aburrimiento. Tumbarse, escuchar música, soñar, pensar. Y esperar, con desatino, no volver a recordar que estamos atrapados en un universo llamado Normal. Jodidamente normal.