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Ataulfo García

Ataulfo es, grosso modo, una persona gris, sosa. Vive en una calle insultante de Madrid. No insultante porque sea mala zona, o un barrio bajo o algo parecido. A fin de cuentas todas las calles tienen su encanto, de un modo u otro. Pero la calle donde vive Ataulfo es asquerosa, patética. El típico lugar donde no quieres ir, aunque te ofrezcan hacer un botellón o una fiesta llena de tías guarras. Ni siquiera aceptarías ir a su casa para irte a follar con tu amada novia. Pero todo porque es triste, sin vida, deprimente.
Debe ser por su ambiente por lo que Ataulfo es así. Le encanta hablar, de él y de los demás. Cuando habla de él es un momento perfecto para pensar en tus cosas. Habla y habla y te la suda, literalmente. Te habla de sus ligues, chicas que no le gustan a nadie salvo a su propia soledad. Chicas sin interés ninguno, sin inquietudes, sin gustos, sin una sonrisa bonita, sin vestir de modo peculiar, sin tener un morbo oculto y que, por supuesto, no están buenas. Cuando habla de los demás la cosa se pone mas interesante, habla mal, con saña, mostrando todos los demonios, rencores y envidias que se apoderan de su mente. Lo hace para que le valores más, para unirse mas a ti. Curioso modo. Lo que mas te causa es ternura.

Sobre su modus vivendi poco se puede decir. Su prioridad son las pajas, unas tres diarias a la misma hora en el mismo lugar, la misma postura e idéntica duración, breve, claro. No ha escuchado música mas allá de la radio o bareto chabacano. De cine te dirá que su película preferida es La Vida es Bella, El silencio de los corderos o Titanic, como las de todo el mundo que no se interesa mucho por el cine, me remito a cualquier test sobre sus gustos a famosos, deportistas, etc. De su trabajo sería muy recurrente decir que trabaja en una gris oficina, pero es que es verdad. Un trabajo sin pasado, presente ni futuro. Con un sueldo gris, claro.
Por hoy no quiero hablar mas sobre Ataulfo porque tan solo tener que pensar en él me deprime un poquito, me causa una sensación extraña, entre asco, pena y pérdida de tiempo. Para mí Ataulfo es todo lo que no quiero ser, pero no le puedo evitar, porque forma parte de mi mundo, el real y el imaginado. Hay que vivir con ello.